La presidenta recordó que en las inmediaciones de Quero tenía su hacienda «el más famosos de todos los personajes de ficción» de la literatura española, Don Quijote de La Mancha, por donde «cabalgaba desfaciendo entuertos».
También destacó que el ingenioso hidalgo «era libre» y añadió: «Libres somos los hombres para tomar nuestras decisiones y si con nuestras actuaciones conseguimos elegir la palabra a otra cosa, habremos conseguido algo muy importante».
Sin embargo, reconoció que en política «es más importante saber escuchar que saber hablar», por lo que las personas dedicadas a la política deben estar «muy pendientes de todas las voces». Por este motivo, instó a todos los asistentes al acto a que «caminen por el mundo escuchando muy bien lo que dicen los demás y aprendiendo de todos aquellos que están al lado».
Los embajadores de Albania, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Croacia, Chipre, Ecuador, Guinea Ecuatorial, Indonesia, Taiwán y República Dominicana y los agregados culturales de las embajadas de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos fueron algunos de los invitados al acto. Cospedal tuvo palabras de reconocimiento para el fundador del Museo de la Palabra, a quien definió como una persona generosa con su tiempo, ideales y patrimonio y del que incluso dijo que es «el altruismo hecho persona».
Por su parte, Egido Serrano, quien reveló que la biblioteca del museo custodia ejemplares de El Quijote traducido en 43 idiomas, insistió en que la finalidad de su fundación se basa «en un argumentario muy sencillo, poner la palabra como herramienta para la convivencia y frente a toda la violencia». Emocionado, defendió la importancia de la palabra y su capacidad de unir a las personas, con lo que reivindicó el lema «La palabra es el vínculo de la humanidad».
En esta segunda edición, el relato ganador ha sido «La sopa», de la valenciana Rosa Pastor Carballo, dotado con un 10.000 dólares. Los tres accésit, dotados con mil dólares cada uno, han sido para Sonja Smolec, de Croacia, con «Night Howl» (en inglés); Awwad Eid Samir Sharif, de Egipto, con «Un hombre muy mayor en una bicicleta» (en árabe), y Roí Daya, de Israel, con «Uno, dos, tres, cuatro y cinco» (en hebreo).
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